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El Rey Rojo

Anier siempre fue una niña frágil y delicada. Su madre murió al nacer ella y era su padre el que la cuidaba. Desde su nacimiento, había tenido terrores nocturnos. Con el tiempo, las pesadillas fueron en aumento y la pequeña no conseguía dormir una sola noche en paz.

A los seis años tuvo su primer ataque epiléptico, y las alucinaciones comenzaron a hacer acto de presencia, convirtiendo la vida de la niña en una confusa barrera entre la realidad y el delirio.

Los médicos le diagnosticaron un espectro de esquizofrenia y trastorno disociativo. El padre de Anier, desolado, recorría todas las ciudades inútilmente, buscando un especialista que pudiera dar paz a la niña.

A los nueve años, las autolesiones y los intentos de suicido eran tan severos, que el frágil cuerpo de la niña no pudo soportalo más y entró en coma.
El padre de Anier había perdido a lo largo de estos años a su mujer, y a sus padres en un incendio. Se negaba a abandonar a su hija en aquella cama de hospital, de la que llevaba postrada ya cuatro años y donde le habían dicho que nunca despertaría.

Las esperanzas se iban extinguiendo como los días…hasta que llegó ONÍRICO. Un tratamiento experimental y clandestino, en el que a través de la sugestión y la hipnosis podían conseguir introducir a un voluntario en los sueños y la cabeza de un paciente…y, en teoría, poder reparar los daños desde allí.
Ahora, y de forma secreta, el padre de Anier busca voluntarios para entrar en el sueño comatoso de su hija y ayudarla a despertar…